Ser Rebelde, ¿Bueno o Malo?
Si me permites darte un consejo siempre que puedas ¡vuélvete rebelde!
Pero un rebelde con causa, cuestionate todo, ve por tus sueños, vive tu vida, ríe, llora, ama, grita, nada contra corriente, siéntete libre de ser quien eres, abrazate y ama tu vida. No siempre y no todos tenemos la oportunidad de ser rebeldes, ya sea por ideología o porque nos importa mucho el qué dirán y eso le quita riesgo y adrenalina a nuestra vida; es por eso que muchas personas nos conformamos con vivir esa vida que a veces la sociedad dicta y tratamos solo de vivirla por que la tenemos que vivir, no porque deseemos vivirla como nosotros queremos, por eso te digo ¡Vuélvete un rebelde! Y busca tu causa de vida, no te preguntes ¿a qué viniste a este mundo? Pregúntate ¿cómo vas a vivir tu vida? en este mundo y encontrarás una que otra respuesta que te dará tu clave para poder vivir la vida como ese rebelde que cambia el mundo con acciones, que es altruista, que habla solo de las cosas positivas que tienen las personas, que ama su vida, a sus amigos, a su ser.
La vida nos da siempre la oportunidad de tener la vida que queremos, solo hay que ir por ella sin miedo a nosotros mismos, sin miedo a nada, para poder vivir nuestra vida como los rebeldes que debemos ser.
Es bien cierto que los rebeldes no somos bien vistos ante los ojos de aquellos que son ordinarios; porque siempre han seguido esas normas impuestas, siempre han sido precisos en sus decisiones, han tenido la mala fortuna de no ser osados, de no ser libres, porque son presos de sus propios miedos y pensamientos. Ser libre hoy en día es más complicado, porque vivimos en la era del consumismo, hoy vivimos lo que yo digo que es la “era de la mentira”, porque lo primero que hacemos al despertar es coger el celular y comenzar a ver redes sociales, y vemos que mi “amiga 1” ya está de vacaciones y yo tengo que trabajar, vemos que el “el amigo 2” ya está haciendo ejercicio mientras yo no puedo pagar un gimnasio y lo primero que le estamos compartiendo a nuestra mente, es el que no somos suficientes y somos esclavos del trabajo que no nos da oportunidad de salir de vacaciones, de ir al gimnasio, de salir con mis amigos porque estamos agotados de tanto estrés, y seguimos viviendo la vida de aparentar, de comparar, de ser esclavos de nosotros mismos y no disfrutar lo mucho que hemos logrado, porque nunca es poco, porque a cada quien le ha costado mucho trabajo subir la cima y llegar ahí, le ha costado lágrimas, retrocesos, nuevos comienzos, y nos ha costado dejar atrás a personas que no creyeron, que nos dieron la espalda, o nos soltaron cuando estábamos apunto de subir el último obstáculo y por eso caímos muchos peldaños y ahora antes de poder subir, tenemos que reconstruir esa estructura que se rompió cuando caimos y sí, será más tardado obtener resultados pero, si decidimos ser libres y romper con todo aquello que nos han inculcado que debemos creer, podremos construir una estructura incluso que nos impulse tanto que no tengamos que esforzarnos mucho para subir cada uno de esos peldaños.
Muchos mal interpretan el ser libre con tener libertinaje, y es que la persona libre toma decisiones acertadas, toma decisiones bajo su propio código moral y no bajo el influjo de lo que les dicta la sociedad, siguen sus propias reglas y sus propios límites, pero el libertinaje es hacer las cosas en exceso, sin reglas, sin límites, sin código moral y es ahí cuando todo hace la diferencia.
Ser rebelde debería ser no una moda sino un estilo de vida, por que cuando somos rebeldes, investigamos todo aquello que te dicen, refutamos con respeto si tienes puntos de vista diferentes, y entendemos cuando está en nuestras manos el detener una conversación, desarrollar inteligencia emocional, empatía y amor para mi y los demás. El ser rebelde no implica que los seres humanos seamos groseros, el ser rebelde hace referencia a que las personas puedan tener libre albedrío al decidir si creemos o no en algo y es importante que esas personas no osados tengan respeto por aquellos que decidimos ser rebeldes, libres de vivir su vida, y de hacernos responsables por cada una de las decisiones que tomamos en el transcurso de este juego llamado vida.
Los rebeldes tenemos grandes posibilidades de crecer y alcanzar la vida que desde niños soñaron, porque decidimos romper con la mayoría de lo que hemos creído a lo largo de nuestra infancia y comenzamos a luchar por nuestros propios sueños y comenzamos a crear un futuro sano y estable para nosotros mismos y para las personas que estén a nuestro alrededor.
Por eso hoy te digo: ¡vuélvete un rebelde! y cambia tu mundo y el mundo de los demás, pon el ejemplo de que siendo rebelde se consigue lo que se quiere y que además, el premio es la felicidad.
Por: Sally Lessig